UN FENÓMENO MUNDIAL QUE AFECTA PASAJEROS Y CARGA
Editorial Revista Latinobus No. 52 – William Marroquín
Las cifras son claras: se estima que en próximos años Estados Unidos necesitará cerca de 200.000 conductores, Europa el doble de personal y en el caso colombiano diariamente aparecen publicaciones de empresas de transporte de pasajeros y carga con vacantes abiertas buscando profesionales del volante. Un reto descomunal para las compañías, por la falta de candidatos calificados y con experiencia.
El fenómeno venía creciendo desde hace varios años, pero en la medida que las restricciones impuestas por el Covid-19 aceleraron el crecimiento del comercio electrónico y la distribución de última milla, el problema reventó. Los servicios de transporte tanto de pasajeros como mercancías crecen sin que exista la fuerza laboral capaz de absorber este dinamismo. Un asunto que cada vez más juega en contra de los transportadores viendo que los operadores actuales envejecen y a los jóvenes no les atrae conducir.
¿Qué se puede hacer para mitigar esta escasez? Unas estructuras de costos acordes con los servicios prestados y los riesgos asociados, son claves, pues desde allí se origina una premisa clave en la operación de transporte: el precio no lo es todo. Esto se evidencia cuando el valor del flete o tiquete está por debajo de los gastos, llevando a una precarización de las condiciones laborales de los conductores.
Es fundamental trabajar junto con la telemática y la gestión de flotas, para que compañías y operadores entiendan que es un aliado que ayuda a la eficiencia, reducción del desgaste tanto de personal como componentes y fideliza conductores. De aquí se desprende, el compromiso de quienes dicen ser profesionales del volante para mejorar sus competencias, adaptándose a los cambios en las tecnologías de las máquinas, los procesos de vinculación a las compañías y la experiencia de servicio.

Con base en la telemática, se puede poner un mayor énfasis a las métricas de rendimiento que afectan los servicios, los tiempos y calidad de entrega, que terminan siendo más valiosos que el propio precio. Asimismo, la construcción de relaciones de largo plazo entre operadores logísticos, generadores de carga y turismo con los transportadores es vital, para trabajar más de la mano y permitiendo dimensionar la capacidad real para atender las demandas de sus clientes.
Finalmente, reconocer e incentivar el trabajo de los operadores debe ser permanente y más allá de las celebraciones de julio que justamente se realizan en muchos lugares. Acompañarlo, entender los riesgos de su tarea, facilitarle el acceso a las tecnologías y formación, así como construir el efecto llamada para que las nuevas generaciones valoren su labor, facilitará el relevo generacional sin que se afecten los niveles de servicio en las empresas.
La tecnología y los recursos están disponibles, basta con llevarlos de manera adecuada para revertir esta situación paradójica del crecimiento en la movilización, frente a cada vez menos personal.