Redacción Colombiabus – Charlie Rodríguez
EL HEROÍSMO DE LOS TRANSPORTADORES
La doctrina impartida a las nuevas generaciones desde escuela, academia y medios de comunicación, será la culpable de nuestro fracaso como sociedad. Nada más triste, que ver como han aleccionado a los jóvenes, enseñándoles que tienen derechos, derechos y más derechos, pero ningún tipo de obligación. Que el simple hecho de crecer en medio de carencias, los hace merecedores a títulos, cargos y pagos que realmente, no se han ganado, y que la forma de combatir la corrupción, el despilfarro y la inequidad, es acabando con todo cuanto encuentren a su alcance. Ya sea infraestructura, tradiciones, monumentos, empresas, medios de transporte y hasta otras personas.
Y son los transportadores de pasajeros, al fin y al cabo, quienes terminan siempre pagando los platos rotos que no se alcanzaron a destrozar durante las cuarentenas; ya sean los que han invertido grandes sumas para hacerse operadores de los sistemas masivos, o los pequeños que aún poseen y hasta conducen un microbús urbano. Empresarios víctimas del vandalismo, la extorsión y la violencia de las protestas callejeras, que a la fecha, suman millonarias pérdidas entre buses destrozados e infraestructuras inservibles.
Las empresas de transporte especial, que poco a poco empezaban a levantarse con la aparición de la alternancia escolar, y el regreso de empleados al trabajo presencial, también se ven afectados, no sólo por los bloqueos que restringen la movilidad, sino que el temor hace que los empleadores vuelvan al tele trabajo, restrinjan las operaciones presenciales y debido a las pérdidas, limiten sus presupuestos para la contratación de servicios; ni qué decir de los colegios, más ahora que las aglomeraciones pasan factura al sistema de salud, y alejan cada vez más a los niños de las aulas privadas, mientras que las “asambleas Permanentes” de los maestros oficiales, prácticamente impiden la operación de los colegios públicos.

Si este panorama no es preocupante y desolador, ¿qué podemos decir de los transportadores de carretera, quienes son tal vez, los más afectados
por la situación de orden público en el país? Algunos de ellos, llevan más de 35 días de suspensión de actividades por temor a caer en los retenes
ilegales, mientras ven acumular con angustia sus deudas de nómina, créditos, combustibles, parafiscales y proveedores.
La olla está raspada. Los bancos, más que alivios, lo que hicieron fue lucrarse de la desgracia, refinanciando créditos hasta plazos interminables, y por su parte, los terminales de transporte no rebajan
media en sus tasas de uso y hasta se inventan cobros nuevos como el de Bogotá; para colmo de males, la Superintendencia de Puertos y Transporte, se ensaña desempolvando procesos sancionatorios por doquier y ataca sin piedad a los caídos, mientras que el gobierno nacional sigue limitando la capacidad de los buses, pero anuncia con bombos y platillos apertura de bares.
Heróes hay en todo el país, pero como los transportadores, pocos. Testarudos y emprendedores, que avanzan aún teniendo todo en contra